ENVEJECIMIENTO
El organismo debe considerarse como una máquina compleja que va
deteriorándose con el paso del tiempo hasta que deja de funcionar
correctamente. Este funcionamiento erróneo es lo que identificamos comúnmente
como los achaques propios de la edad.
Hay muchos factores que intervienen en el envejecimiento del cuerpo
humano. Basándonos en distintas teorías, se puede afirmar que el envejecimiento
se debe a una pérdida de capacidad de división y renovación de las células. La
información genética contenida en todas y cada una de las células permite la
producción de nuevas proteínas y controla la división con el objeto de formar
nuevas células. Sin embargo, el número de divisiones celulares no es infinito,
hay un número determinado de divisiones que las células pueden realizar,
dependiendo del tipo y la función de las mismas. Después de este número fijo de
divisiones, la célula muere. Solamente las células cancerosas no obedecen a
esta regla y se dividen y multiplican ilimitadamente.
Existen indicios evidentes de envejecimiento que se pueden observar con
el paso del tiempo
en el cuerpo humano; la estatura disminuye, debido al aplastamiento de
los discos intervertebrales; la piel se arruga y pierde tersura; los huesos se
descalcifican y se convierten en unidades más frágiles; la masa muscular
disminuye y, en consecuencia, aumenta la rigidez de los movimientos; las paredes
de las arterias se endurecen, lo que se traduce en un aumento de la tensión
arterial y también suelen aparecer complicaciones cardiovasculares como
consecuencia de este endurecimiento; la muerte de neuronas conduce a
alteraciones mentales de diferentes índole; la vista y el oído pierden agudeza
y precisión. La ciencia, sin embargo, ha conseguido sobrellevar en parte muchos
de estos efectos del paso del tiempo, prolongar la vida media y mejorar de una
manera muy significativa la calidad de vida de las personas en
todas las edades.
todas las edades.
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